viernes, 2 de marzo de 2007

Inmigrantes senegaleses no sector pesqueiro galego

Moitos africanos están traballando en pesqueiros galegos. Un traballo duro que os propios mariñeiros galegos fumos abandoando, deixando un oco para estes novos tripulantes. Resulta interesante a crítica verquida sobre o traballo dos nosos barcos, a súa capacidade de pesca e as consecuencias sobre a economía local senegalesa.

(Escolma dentro do artigo "El típico pescador español" no suplemento de El Mundo correspondente ao día 27-03-05)

"Datos oficiales del Instituto Social de la Marina indican que 3.147 extranjeros trabajan en pesqueros españoles; 2.135 no son europeos y un tercio del total, 1.060, están en barcos gallegos. Pero la realidad supera ampliamente esas cifras. Sucede también que a muchos inmigrantes, pescadores en sus países, les cuesta llegar al mar. Así les pasa, por ejemplo, a muchos senegaleses que se ven obligados a vender discos piratas o baratijas por las calles de La Coruña. Ousmane Mbengue, de 38 años, salió de ese laberinto y trabaja ahora en un barco con base en el puerto coruñés. La pesca de bajura le permite dormir todos los días en casa, con su esposa y sus tres hijos. Orgulloso de su origen, lo primero que desea es disipar en el interlocutor falsos tópicos: “A los senegaleses no nos gusta pedir, ni tampoco vender cedés”.
Ousmane es de Yoff, una aldea cerca de Dakar, la capital, habitada por la etnia lebú. Este pueblo lleva viviendo del mar desde hace siglos, pero la reciente llegada de grandes buques industriales a la zona está esquilmando la riqueza pesquera y empujando a centenares de senegaleses a la emigración. “No hay peces”, denuncia, “ellos están tirando el pescado que necesitamos”. “Ellos” son los barcos arrastreros que capturan gran cantidad de especies no rentables en el mercado mundial, pero indispensables para la supervivencia de los lebú. “Cada vez hay que ir más lejos a pescar”. Y lo hacen en barcas endebles, y muchos sin saber nadar. A este marinero le llama con cariño “Ousmiño” Guillermo Fernández Obanza, que desde la ONG Gaia impulsa un programa para que los senegaleses que deambulan por La Coruña consigan trabajo en los pesqueros. “Son marineros y en tierra no se enteran de nada. Cuando vuelven a meterse en el agua se ponen a silbar como si estuvieran en Dakar. Oyen el motor del barco y se creen que están en casa”. Por el local de Gaia han pasado ya un centenar de senegaleses, a los que se les enseña nociones básicas de español y se les ayuda para superar el curso de competencia marinera, indispensable para embarcar. Para Guillermo son “ecorrefugiados”, incidiendo en una tragedia conocida por todos pero denunciada por pocos: que su equilibrio medioambiental y su cohesión social han sido rotos por buques occidentales. Que también explotan a la población local. A Ousmane le pagaban seis euros al día por trabajar en uno de esos barcos.

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