España pasou de ser un país de emigrantes a ser un país de inmigrantes. A drástica diminución da natalidade dende inicios da década dos oitenta provocou avellentamento da estructura demográfica e unha reducción da man de obra dispoñible. A inmigración insufla xuventude na pirámide de poboación e forza de traballo naqueles sectores peor pagados e máis intensivos en man de obra. Este breve artigo que vas ler introduce unhas poucas cifras significativas que tiran abaixo algúns tópicos negativos e distorsionadores do fenómeno da inmigración.
Extracto artigo do 18-02-07 en El País
La sobredimensión de las pateras
LA RIQUEZA por habitante en España creció un 2,6%, en vez de retroceder un 0,64% anual, entre 1995 y 2005, gracias a la contribución de los inmigrantes. Y sin embargo, la imagen que más se proyecta de ellos suele tener una cierta aura de negatividad. "Hay un foco unidireccional de los medios hacia la llegada de cayucos y pateras y eso hace daño, no se visibiliza la realidad de los inmigrantes", dice Estrella Rodríguez, directora general de Integración de los Inmigrantes, "hay más realidades positivas, ellos son savia nueva, aportan mucho".
El número de extranjeros empadronados, según el Instituto Nacional de Estadística alcanza ya los 3,88 millones, un 8,7% del total de la población. ¿Los tres colectivos más numerosos?: 535.000 marroquíes, 400.000 ecuatorianos y 380.000 rumanos.
Javier Ramírez, de la ONG SOS Racismo, comparte la opinión de Estrella Rodríguez: "La visión de la avalancha, la sobredimensión del fenómeno de las pateras puede crear miedo y favorecer el racismo y la xenofobia".
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