Tendo en conta que é unha nova que xurde na nosa comunidade é obrigado comentala. Adxuntamos un enlace para ollar un video moi curto sobre a nova e o tratamento da mesma na Voz de Galicia en diferentes días para que vexas as reaccións das partes en conflicto. Despois sería interesante que te cuestionaras se estás a favor ou en contra da postura veciñal. Estamos ante un caso de racismo como di Asociación del Pueblo Gitano ou é un problema de seguridade e de evitar trasladar o problema da droga como din os veciños?. Que opinión che merecen as declaracións dos políticos ( Alcalde de Ponte Caldelas, Subdelegado do Goberno, concelleiro do PSOE)?. Ante a repercusión da nova, que che parece o seu tratamento informativo nos medios?. Por que cres que a dona da casa en venta está enfadada polo salto da información á prensa?. Cres que habería a mesma reacción se o que fora a vivir alí fose un xitano que se adica á venta ambulante? e se fora un capo mafioso da droga dos que non trapichean na rúa e leva unha vida ostentosa?. Argumenta as respostas.
http://es.youtube.com/watch?v=MBezF37aRDg&feature=RecentlyWatched&page=1&t=t&f=b
Cien vecinos comprarán una casa de 250.000 euros para evitar que lo haga una familia gitana
Habitantes de Vilarchán, en Ponte Caldelas, pretenden impedir un asentamiento
Autor: Cristina Barral Fecha de publicación: 16/10/2007
En la aldea de Vilarchán, en Ponte Caldelas, nadie quiere hablar de un tema que sin embargo estaba ayer en mente de todos: la decisión de la comunidad de aguas de este lugar de la parroquia de Tourón de hipotecarse para comprar una vivienda. El objetivo, evitar que la adquiera una familia gitana procedente del poblado de O Vao, en Poio, y, al parecer, con liquidez para pagarla en mano.
Los cien vecinos de la aldea están dispuestos a hacer frente a los casi 250.000 euros que piden por el inmueble, una casa con las paredes todavía de cemento situada al lado del campo de la fiesta. Hay quien dice que no tienen nada en contra de esa familia, pero sí de que se puedan sembrar los mimbres para un futuro asentamiento gitano en el corazón de Vilarchán.
El secretario de la comunidad de aguas, Manuel Barreiro, no quiso pronunciarse ayer sobre la asamblea celebrada el domingo, donde se adoptó el acuerdo: «No hay nada que comentar». Esa frase, repetida, fue todo lo que dijo. Tampoco fue posible hablar con el concejal delegado, el popular Gonzalo Martínez, vocal en la comunidad de aguas. Su mujer ejerció como interlocutora, asegurando que no iba a comer en casa y que no estaría localizable hasta la noche.
Tras este mutismo parece estar el temor a que se acuse a los vecinos de Vilarchán de racistas. Precisamente, a esto se refirió ayer el alcalde de Ponte Caldelas, el popular Perfecto Rodríguez: «El Ayuntamiento no tiene nada que ver con esa operación. Lo que puedo decir es que entiendo la preocupación de los vecinos, pero su actitud no debe interpretarse como xenófoba o racista. Todo el mundo sabe lo que hay en O Vao y lo que genera O Vao». Este poblado marginal está considerado como un supermercado de la droga y sus habitantes serán desalojados en breve para derribar las chabolas.
Vilarchán es un lugar bastante próximo a Pontevedra donde se han construido muchas viviendas unifamiliares, algunas de ellas segundas residencias de habitantes de la capital. Según el regidor, la solución adoptada, la compra del inmueble por la comunidad de aguas, es legal.
Aunque parco en palabras, quien cuestionó la decisión vecinal fue el subdelegado del Gobierno, Delfín Fernández, quien dijo: «Yo creo que no hay mucho lugar a mi opinión. Creo que por sí misma, chirría un poco».
En el único bar de Vilarchán, se oían ayer los gritos de la dueña de la casa: «A ver quién dio a la prensa todo eso».
La familia gitana no renuncia a la casa apalabrada en Vilarchán
Los afectados dicen que quieren marcharse de O Vao, pero se preguntan adónde
Autor: Cristina Barral Fecha de publicación: 17/10/2007
Miembros de la familia gitana de O Vao que tenía apalabrada la compra de una casa en la aldea de Vilarchán, en Ponte Caldelas, se desplazaron ayer, a última hora de la tarde, al Ayuntamiento de Poio. Allí tuvo lugar una reunión con políticos para abordar los realojos ante el inminente derribo de las chabolas ilegales del poblado que dará cumplimiento a una sentencia judicial. Un plazo que concluye, como muy tarde, el 31 de octubre. Antes del encuentro, Carlos Jiménez accedió a dar su opinión sobre la decisión de la comunidad de aguas de Vilarchán de hipotecarse en 250.000 euros para adquirir la misma vivienda con el objetivo de evitar que acabe en sus manos. «Me siento fatal, fatal, porque teníamos la ilusión de comprar esa casa para marcharnos de O Vao. Aproveché la oportunidad de vender mi casa y con lo que me dio la Xunta e hipotecando lo que me faltaba era posible marcharse de O Vao», subrayó Jiménez. Pese al rotundo rechazo vecinal registrado en Vilarchán, esta familia no renuncia todavía a la vivienda apalabrada. Al menos eso dijo ayer el padre: «De momento todavía seguimos con esa idea, están trabajando los abogados y la inmobiliaria». Un joven de la misma familia no quiso hacer comentarios.Carlos Jiménez sí se mostró muy decepcionado e indignado con la reacción de los habitantes de la aldea de Ponte Caldelas. Las palabras más duras llegaron, sin embargo, de otros gitanos concentrados en las inmediaciones del monasterio y el consistorio de Poio.«Somos personas, nosotros marchamos, pero adónde. Los payos de O Vao nunca nos han tratado como a vecinos», gritaba un varón que estaba de luto, y que pedía no ser retratado por cámaras de televisión y fotógrafos.La única mujer gitana que acompañó ayer a los chabolistas de O Vao comentó que la familia que pretende instalarse en Ponte Caldelas para empezar una nueva vida vive de la chatarra, la venta ambulante y las pensiones: «Lo de la droga es por racismo; de lo bueno no se dice nada, solo lo malo».Los afectados por los derribos estuvieron acompañados por su abogado, que indicó que el episodio de Vilarchán demuestra que los realojos no son posibles porque nadie quiere a los gitanos. También se refirió a las posibilidades de mantener la opción de compra e incidió en que los terrenos donde se levantaron las chabolas ilegales son propiedad de las familias.
La comunidad gitana denuncia ante el Valedor que en Vilarchán se vulnera el derecho a la vivienda
Reclama a los políticos medidas para garantizar el acceso a una residencia digna
Autor: Cristina Barral Fecha de publicación: 18/10/2007
La Asociación del Pueblo Gitano de Galicia considera que la decisión de los vecinos de Vilarchán (Ponte Caldelas) de hipotecarse para comprar una casa con vistas a evitar el asentamiento de una familia procedente del poblado de O Vao (Poio) es un «atentado contra la democracia» y un «caso claro de racismo».Su presidente, Sinaí Jiménez, que también dirige la Plataforma de Vendedores Ambulantes de Galicia, trasladó su denuncia al asesor del Valedor do Pobo en el transcurso de una reunión celebrada ayer en Santiago. El colectivo considera que tienen que ponerse en marcha iniciativas legislativas ad hoc y actuaciones administrativas para evitar que se lesione el derecho y la libertad del pueblo gitano para acceder a una vivienda digna. «Lo ocurrido en Vilarchán es una vergüenza para todos los gallegos, pero desgraciadamente no es un hecho aislado. Ovejas negras hay en todos lados, no solo entre los gitanos», subrayó Sinaí Jiménez, que indicó que lo sucedido en la aldea de Ponte Caldelas podría sentar un «precedente peligroso». «No se puede consentir que un caso como el de Vilarchán vuelva a suceder. Nosotros también pagamos nuestros impuestos en Galicia y sus máximas autoridades tienen que tomar cartas en el asunto».«Una segunda oportunidad»El máximo dirigente de la Asociación del Pueblo Gitano comentó que conoce a la familia de Carlos Jiménez, afectada por el rechazo vecinal y por el inminente derribo de las chabolas de O Vao: «Es una familia trabajadora y honrada. Todo el mundo se merece una segunda oportunidad en la vida».
Por otra parte, los vecinos de Vilarchán tienen previsto reunirse el próximo sábado en la casa do pobo de la aldea, cerca de la vivienda objeto de la polémica, para ratificar el acuerdo de compra. Si no hay cambios sobre lo tratado el pasado domingo, la adquisición se hará a través de la comunidad de aguas mediante una hipoteca a 35 años.
«Vilarchán parece estos días un pueblo fantasma», dijo ayer Manuel Martínez, portavoz municipal del PSOE en Ponte Caldelas y vecino del lugar. El edil, que no acudió a la reunión del domingo por estar fuera del concello, defendió a sus vecinos: «La gente tiene miedo y está sensibilizada. No veo un caso de racismo, no es una cuestión de raza, sino que tiene que ver con la problemática que rodea a O Vao». No obstante, y sobre la compra de la casa, indicó que «las premuras son malas para todo».
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