domingo, 28 de noviembre de 2010

Unha Europa en declive.

A fina reflexión de Moisés Naim,titulada "Un mundo sen Europa", publicada polo xornal "El País" leva á constatación de que definitivamente entramos nun período novo nas relacións internacionais nas que Europa perde máis peso fronte a países emerxentes como China ou Rusia.A crise económica está levando por diante o proxecto de unión política da UE e asistimos a unha desbandada que pode afundir o máis importante desa aventura política, unha sociedade de benestar sustentada en valores humanitarios dos que semellan carecer as novas potencias.Recollemos os fragmentos máis importantes que deben servirnos para pensar sobre o que está a acontecer.

"Pronosticar la creciente irrelevancia de Europa en el mundo se ha hecho tan común como mofarse de los desatinos de Bruselas. En pocas décadas, el peso de las economías europeas en el total mundial habrá caído del 20% actual a mucho menos de la mitad. Y es difícil admirar las decisiones de la Unión Europea.(...)
La incapacidad para enfrentar eficazmente la crisis económica es solo un síntoma de un problema de liderazgo más profundo. ¿Por qué Europa ha sufrido las consecuencias más dolorosas y prolongadas del crash mundial? (...) las sucesivas crisis financieras van a agotar la paciencia de los alemanes, quienes acabarán por pensar que ellos han hecho -y pagado- todo lo posible, mientras que los demás países no han estado a la altura de las circunstancias, por lo que "Alemania se verá liberada de su obligación histórica de construir Europa".

Naturalmente, el hundimiento del sistema monetario europeo significaría un golpe quizás insuperable para el proyecto de unidad. Que esto sería malo para Europa es obvio. Menos obvio es que un mundo sin una Europa influyente e integrada es un mundo peor para todos. Europa contagia al mundo valores y ejemplos que son superiores a los que provienen de cualquier otra parte. El declive económico y político de Europa disminuye la fuerza de estos contagios positivos.

El repudio a la guerra que domina entre los europeos, legado de sus dos terribles conflictos en el siglo XX, es visto con sorna por quienes confunden el pacifismo con debilidad. (...)
Mientras en Estados Unidos se tolera la más injusta redistribución de la riqueza en un siglo y en Rusia y China se celebra a los nuevos ricos que acumulan fortunas inimaginables, Europa sigue teniendo una enorme alergia a la desigualdad. (...)
Sabemos que el modelo social europeo es el mejor del mundo y, también, que en muchos países es insostenible. Pero un modelo en el cual millones de personas carecen de asistencia médica, o quedan desamparadas al perder el empleo o al envejecer, tampoco es sostenible ni digno de ser emulado. La ayuda europea al desarrollo de los países más pobres suele ser ineficiente. Pero nadie es más generoso y solidario con los más necesitados que los europeos."(...)

No hay comentarios: